Sookie & Eric ~ fanfic

Hola!!! postearé un fanfic de Eric y Sookie, pondré los tres primeros, dentro de éstos, el tercero es el segundo pero desde el punto de vista de Eric, seguiré posteando con el correr de los días ésta historia :) trato de no salirme mucho de la serie.

La siguiente escena se da antes de que Eric Northman vaya tras las brujas, el ambiente es parecido al del capítulo 4x02 cuando Eric le dice a Sookie porqué compró su casa. La escena supone que hubo una noche de por medio entre ése momento y el momento que Eric perdió la memoria.


Si tuviera que describir mi vida en éste momento, no sabría como lo haría. Jamás me había imaginado en una situación en la que me vería enredada en el mundo de los vampiros. Anteriormente el tema me había dado curiosidad, cuando salieron del ataúd, y siempre estuve a favor de sus derechos desde entonces, aún sin mensionar que tenía True Blood de su lado para asegurar que no eran peligrosos. Pero esto ya era demasiado, incluso para mi.
Deseé estar sola ésta noche. Para todos había pasado un año, pero yo recién acababa de llegar del mundo de las hadas, sólo habían pasado uno día desde que Bill Compton había roto mi corazón al ser descubierto por el Sheriff del área 5, Eric Northman.
Nada mejor que un baño de agua caliente para relajarme.
Me alarmó la figura que estaba en el marco de la cocina.
-¡Maldición Eric! que puedas entrar no te da el derecho de hacerlo así.
-Mis disculpas - dijo sarcásticamente. Resolví no decirle nada más al respecto puesto que él lo encontraría divertido y eso sólo me molestaría.
-No dijiste la otra noche que tenías asuntos que atender? -me limité a hablar de algo que pudiera sacarlo de MÍ casa.
-Mr. Bill Compton estaba ocupado la noche anterior.
Se puso a contar mis pestañas, con cierto humor pero precaución a la vez.
"¿Así que no tenías nada mejor que hacer que venir a asustarme?" pensé, pero me prometí no quejarme de él.
- Si no te importa, me gustaría darme un baño.
-Oh - dijo - ¿quisieras que te ayudara con eso?
No quise hacerme a la idea por lo que puse mis ojos en blanco, no era el momento.
-¿Y bien? -insistió.
-Preferiría que no. -dije finalmente. -Por favor.
No se me daban muy bien las discuciones con vampiros y mucho menos con Eric, así que si me rebajaba un poco se iría rápido. Dios, ¿tanto anhelaba estar sola? Eric se acercó a mi a tal punto que no sólo había invadido mi casa sino también mi espacio personal. De alguna manera supe que el había notado que deseaba estar tranquila.
-Tal vez la próxima ocasión, Sookie.
Y acarició suavemente mi mejilla. Me estremecí, pero bajó su mano de inmediato.
-Después de todo - agregó - tú eres mía. - Y sonrió.
-Eric no soy... -
-Lo serás.
Y se fue. No era nada fácil tener la última palabra con un vampiro.
Mi ducha fue más corta de lo que esperaba. Cuando puse mi cabeza en la almohada me dí cuenta que estaba más cansada de lo que había pensado, y era mejor no pensar más por el momento.


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La siguiente escena refiere a la noche que Bill decide volar a las brujas, es en la casa de Sookie, después de eso.


La idea me resultaba totalmente estúpida. ¿Explotar Moon Goddess Emporium con todos dentro? Definitivamente no lo permitiría.
Conducí hasta mi casa tratando de pensar en algún plan.
Eric Northman estaba en la puerta. El verdadero y auténtico Vikingo.
-¿Porqué no has entrado a TÚ casa?- pregunté acentúando el 'tú' de manera questionable.
-Estaba esperandote. - dijo en semblante muy serio.
Me acerqué hasta dónde él, y abrí la puerta teniendo la sensasión de que se sentía en deuda y no pasaría sin mí. Equivocada.
-No es lo mismo si no estás tú dentro - su humor no había mejorado, pero parecía honesto. Y sabía que así era.
-Bueno, ya estoy en ella. - Le hice un gesto para que pasara. No lo hizo. Se acercó a mí, se acercó demasiado. Dudé en qué hacer, él lo notó, y se alejó.
-No me mal interpretes - Le pedí.
-No lo hago. - Y la amargura recorrió su rostro.
-Eric...-
-Me disculpo por no haberte ayudado cuando te dispararon. -Dijo acordándose de aquél detalle, y siguiendo una conversación sobre eso que no habíamos podido tener antes. Sabía que él me hubiera ayudado si hubiera podido.
-No estabas obligado- interrumpí rápidamente.
-No. - Se limitó a decir.
Pasaron unos segundos y entró.
Al darse media vuelta fijó su mirada profunda en mí.
-No estoy obligado en hacer nada por tí, Sookie Stackhouse.
Antes de que pudiera abrir la boca interrumpió.
- Sin embargo - se acercó extremadamente a mí. - Aquí estoy, voluntariamente. - Los ojos de Eric recorrieron todo mi cuerpo, examinó cada facción de mi cara, contó cada respiración que tomaba. Perecía también estar mirando directamente a mi alma.
No podía decir nada al respecto. Acababa de decirle que Bill Compton estaba entre medio de lo que sentía por él. No había nada a favor o en contra que pudiera decirle.
-Bueno - comencé sin saber que decir, pero Eric no había venido para dar un monólogo. - También es tú casa. ¿Dónde más estarías?
Estúpida de mí. ¿Estaba hablando en serio?
Eric hizo un esfuerzo de sonrisa. Eso hirió mi alma. No me sentía muy digna de sus palabras, ni de él en ése momento.
Miró el suelo con cierta incertidumbre, lo cuál me sorpendió un poco. Había visto a Eric muy vulnerable, pero era el Eric que no recordaba ser tan fuerte.
-¿Podría quedarme ésta noche? - dijo finalmente. ¿Qué?
-¿Porqué estás preguntando eso? Tú puedes quedarte en la ca-
-Quiero cuidarte ésta noche, Sookie. No voy a molestarte, sólo te veré dormir.
Bien, realmente yo estaba siendo una idiota.
-¿Está bien para tí? - preguntó con sigilo.
-Me gustaría mucho. - Sí, sabía lo que le había dicho acerca de Bill, pero ¡vamos! también sentía cosas por Eric, y era profundamente doloroso saber que no podía hacer nada por el Eric con sus recuerdos.
Éste me sonrió, con una sonrisa franca y feliz. Eso me alivió un poco. Le devolví la sonrisa.
-Ven - le dije y tomé su mano.
Llegamos hasta mi cuarto. Eric me seguía con cuidado. No solté su mano ni por un sólo segundo. De alguna forma, sabía que estaba segura con él. Y ésto no se trataba sólo de hacerle un favor, me sentía sumamente feliz con su compañía. Me di la media vuelta y lo miré fijamente.
Sabía que algo le preocupaba. Acaricié su rostro, como muchas veces él lo había hecho con el mío.
-Gracias - Le dije.
Eric me besó. Soltó mi mano y rodeó mi cintura con sus brazos. Su beso fue amargo, pero sincero. Sentí su dolor correr por mi sangre.
Tomé su cabeza con mis manos y me aferré más a él, sintiéndome llena cada milímetro que estaba más cerca. Pude sentir que mi cuerpo lo indundaba con todo el calor que yo tenía. Él también se acercó lo más que pudo a mí y su cuerpo, recorrió todas mis terminaciones nerviosas.
Eric se detuvo suavemente, sin separar sus brazos de mí para mirarme fijamente. Su mirada inspiraba tristeza todavía, pero no podía esperar otra cosa. Lo había herido, y aquí estaba él.
Lo abrazé y cerré mis ojos.
-¿Podrías...? -Comencé.
-No pienso irme a ningún lado ésta noche Sookie.
Eric me tapó cuando ya estaba en la cama. Y se sentó por encima de las sábanas. Yo sólo lo miraba. No quería simplemente dormir, pero mis ojos estaban en guerra conmigo.
-No me iré Sookie.
-Lo sé. - Y lo sabía. Tomé su mano y le sonreí, Eric me sonrió también.
Y mis ojos me ganaron.


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Versión de Eric:

-¿Qué está pasando por tu mente? - Pam no parecía muy contenta y no lo estaría sin una explicación. Lamentablemente, yo no estaba para eso.
La música que había en Fangtasia había logrado aturdirme, por lo que me levanté.
-¿Eric?
Ella intentó sonreírme, le sonreí con ojos perdidos y caminé hacia la puerta. Creí oírla susurrar, tal vez respirar. Cerré la puerta al salir.
Caminé un buen rato por Bon Temps intentando planear la ejecución que Bill había ideado, pensé también cómo había tratado a Pam, al mismo Bill, pensé en muchas cosas. Y por alguna razón terminé en el porche de Sookie Stackhouse.
Aún no había llegado. Cambié mis ropas rápidamente y consideré la idea de esperarla en su cuarto. A Sookie no le gustaba que la asustara, como tampoco le gustaba sentir que no tenía control sobre su casa. Abrí la puerta y quise irme. El ruido de su auto me lo impidió. No vas a ningún lado Northman, me dije.
Cuando Sookie bajó del auto su aroma inundó todo mi ser.
-¿Porqué no has entrado a TÚ casa? - Reí para mis adentros, a decir verdad la conocía más de lo que parecía.
-Estaba esperandote. - Le respondí. Aunque me convencí mil y una veces no hacerlo, era para lo único que había ido a parar allí.
-Bueno, ya estoy en ella. - Y me invitó a pasar.
No tenía interés en estar en su casa. no necesitaba que ella pasara para entrar, a veces no era muy inteligente ésta chica. Me acerqué para hacerle notar que lo que me interesaba era ella. Al parecer alguien más se había quedado sin memoria. Sookie se alejó un milímetro inconcientemente. Genial, estaba incómoda conmigo ahora. O tal vez no era conmigo con el que quería estar. Me alejé, no entendía que jamás haría algo otra vez para molestara.
-No me mal interpretes - Parecía sumamente preocupada.
-No lo hago. - De verdad, era ella quién me malinterpretaba a mí.
-Eric...-
-Me disculpo por no haberte ayudado cuando te dispararon. - No quería oír sus excusas. Sabía cuáles serían. Una imagen de Sookie herida vino a mi mente, y me estremecí tan levemente que pasó por desapercibido a sus ojos humanos. Toda ella era tan humana, y frágil. No, no era humana, era más especial aún.
Sus frías palabras interrumpieron mis pensamientos.
-No estabas obligado- Esto ya era demasiado. Primero no me entendía, luego me alejaba de su ser con tal ridícula respuesta. Ella había salvado mi vida, ¿porqué no salvaría la suya?
Aunque tenía un buen punto. Ella no estaba atada a mí.
-No. - No estaba obligado a salvar a alguien que ya tenía un héroe.
Dí unos pasos y entré. No tenía intenciones de irme tan rápido sin que entendiera. Que yo sí estaba atado a ella, que la salvaría mil y una veces aunque al final ella no me eligiera a mí.
La miré fijamente y sus ojos me atraparon.
-No estoy obligado en hacer nada por tí, Sookie Stackhouse. - Quise seguir el hilo de mis pensamientos pero me perdí.
- Sin embargo, aquí estoy, voluntariamente. - Me había acercado demasiado a ella, y cuando me dí cuenta había terminado mi oración en voz alta. Ya no me importaba, lo sabía, yo lo sabía. A un lado el orgullo. Estaba frente a la mujer que había robado mi corazón, y me había hecho nacer de nuevo.
-Bueno - Cortó mis pensamientos - También es tú casa. ¿Dónde más estarías?
¿Estaba hablando en serio? Tal vez sólo se reía de mí. No. ¿Qué más me diría? 'Lo sé mi hermoso vikingo, gracias por estar para mí.' ¿Con ojos llenos de entusiasmo? Me reí para mis adentros. A pesar de tener miles de años, Sookie me hacía parecer un novato. No sabía que decirme, traté de ponerme en su lugar. Ciertamente no pude. Si bien yo quería a Pam, lo hacía como una hija. Yo nunca eligiría a nadie por encima de Sookie. Debería haberme ido. Pero éste nuevo Eric parecía rendido ante ella. Y lo estaba, más de lo que lo estaba normalmente. De alguna manera yo la hacía suffir. Me había prometido no permitirmelo. Le sonreí lo mejor que pude.
-¿Podría quedarme ésta noche? - No iba a irme aunque me dijera que no. Me quedaría cuidandola desde afuera.
-¿Porqué estás preguntando eso? - Ridículo. De verdad, ¿había subestimado su inteligencia?
-Quiero cuidarte ésta noche, Sookie. No voy a molestarte, sólo te veré dormir.
Ella dudó, pero sus ojos me estaban invitando. Necesitaba su aprobación, igualmente.
-¿Está bien para tí? - Quise saber.
-Me gustaría mucho. - Las palabras de Sookie me pusieron de buen humor. Si hubiera sido posible, hubiera dicho que me habían hecho latir el corazón. Aunque la sensación había sido parecida. No podía creer que lograra tanto en alguien como yo. Me sonreí, y observé sus hermosos ojos.
Me sonrió plenamente y tomó mi mano. Como cada vez que había tocado a Sookie, mi cuerpo recibía millones de descargas.
Estar con Sookie se parecía a un día de sol, a la mitad del campo saboreando el aire fresco.
Llegamos hasta el cuarto. La mano de Sookie seguía descargando ondas por todo mi ser, aprentando mi mano fuertemente, tal como lo hacía con la suya.
Ella volteó y me miró profundamente, ¿había sido tan frío con ella que no notaba lo que su mirada causaba en mí?
A continuación acaricó mi rostro, y sentí cada movimiento que hacía su mano.
-Gracias - Me dijo. No, era yo quién debía agradecerle. Usualmente, no puedo controlar mi naturaleza, y Sookie no me ayudaba mucho a hacerlo.
Solté su mano y la tomé por la cintura mientras la besaba. Recordé todo el dolor que le había producido después de la última vez que la besé siendo yo. Recordé que yo no era digno de su amor, como también recordé que podía ser la última vez que la viera. La bruja no la estaba haciendo fácil, y ya me había controlado dos veces.
Tomó mi cabeza suavmente, y se acercó cada vez más y más a mí. Una vez más me sentí completamente lleno. Como la vez que me habían quitado todo, olvidé toda cosa que no fuera ella. Me detuve suavemente a contemplarla.
-¿Podrías...? - Me dijo. Claro que podía. Cualquier cosa que ella me pidiera.
-No pienso irme a ningún lado ésta noche Sookie.
La acompañé a su cama, y llené de calor su cuerpo con las sábanas. Me hubiera gustado ser más caliente para poder hacerlo por mí mismo, pero al menos la taparía más si le daba frío mientras dormía. Me senté a obervarla. Sólo la miraba. Estaba sumamente cansada. Supe que quería devolverme el favor, pero tenía que descansar.
-No me iré Sookie.
-Lo sé. - Y tomó mi mano. Me sonrió e hice lo mismo.
-Buenas noches - susurré cuando cerró sus ojos.
-Buenas noches mí querida Sookie.
Podría pasar noches enteras observándola hora tras hora, hasta que la entrada del sol me hechara. Debía ir con Bill. Por la noche volaríamos de una vez a ése montón de inútiles.